Hernán.

Todo lo que escribo, lo escribo en bruto. No pasa por tamiz, sale como sale, y muchas veces lo releo después de un tiempo de publicado en este blog. Y esas rebarbas que sobresalen de mi texto la siento mientras lo leo.
Eso no me pasa con Hernán. Él, Él y Él . Casciari. Escribe con una crueldad tan inmediata que me hace entender brutal, pero limpiamente las historias que sus palabras crean.
Leerlo se siente como recibir una caricia de alguien que está llorando amargamente.
Leerlo me trae ganas de escribir mejor. De escribir.
Lo admiro por sus finales, y por su modo de conectar historias. Por la fluidez de sus textos, y el modo de conectar con su lector. Por que escribe para rescatar la poesía en lo melancólico, pero también para ser.
Lo encontré no sé cómo. Pero recuerdo muy bien ESE texto (éste) que me hizo leerlo como un amigo. Como un adulto de esos que podés abrazar, querer y aprehender. Me chocó, me hizo llorar, me hizo escribir este post.
Hay que valorar a las personas que te revuelven, por que implica que no pasan por tu vida sin más, importan e impactan.
Gracias por no dejarme ser tan estática y distante Hernán. Gracias.